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domingo, 19 de marzo de 2023

Los sorrentinos

 
Los sorrentinos (Sigilo, 2022)
por Virginia Higa
Argentina, 2018

"El Chiche Vespolini era el menor de cinco hermanos, dos varones y dos mujeres.  Su verdadero nombre era Argentino, pero le decían así porque de chico era tan lindo y simpático que se había convertido en 'el chiche de sus hermanas'.  Los Vespolini se habían instalado en Mar del Plata a principios de 1900 y siempre habían tenido hoteles y restaurantes.  De su familia el Chiche había heredado la Trattoria Napolitana: el primer restaurante en el mundo en servir sorrentinos".

Así empieza Los sorrentinos, de Virginia Higa (Bahía Blanca, 1983), una novela divertida basada en un retrato de familia convertido en ficción al estilo de Natalia Ginzburg o algo así (tengo entendido que el Chiche era el tío bisabuelo de nuestra autora).  Si no está claro dónde se encuentra la línea entre la realidad y la ficción dentro de la novela, me da igual porque me gustó la filosofía culinaria del Chiche (dos máximas suyas: "Cada pasta tiene su personalidad" y "La cocina del sur de Italia es la unión perfecta entre lo alto y lo popular" [12 y 52]) tanto como el excéntrico elenco de personajes (por ejemplo, el primo Ernesto, de ragazzo casi adoptado por un tal Máximo Gorki durante una visita a Italia, solía lamentar "Yo podría haber sido un bolchevique" durante las sobremesas familiares [35]) además del sentido de humor de varias personas vinculadas con o la familia o la trattoria ("Las cocineras y las camareras decían que Valdemar era buen mozo, 'un churrasco'.  Carmela no estaba de acuerdo: 'Para churrasco le sobra un poco de grasa'" [124-125]).  Por su parte, Higa demuestra un toque ligero alternando entre lo anecdótico y el lado nostálgico de las cosas.  También me interesó el léxico familiar de los Vespolini ("Entre ellos hablaban en lengua napolitana" [32]) y la manera en que el asunto de la "italianidad" de todos estos marplatenses podría expresarse en insultos ("¡Catrosha, no digas papocchias!" [74]) o preguntas sencillas ("¿Te acordás de cuando éramos imperio?  ¡Qué grande era el emperador Augusto!" [19]) con igual facilidad.  Genial.

Virginia Higa
(foto: Bernardino Avila)

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