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miércoles, 21 de marzo de 2012

Blanco nocturno

Blanco nocturno (Anagrama, 2011)
por Ricardo Piglia
Argentina, 2010

Piglia siempre será un capo, el chingón (en el sentido mexicano), y the man para mí a causa de sus dos librazos Respiración artificial, de 1980, y Plata quemada, de 1997.  Desgraciadamente, no puedo decir lo mismo acerca de su última novela o, al menos, no enteramente.  Leí Blanco nocturno con entusiasmo y por eso no me quejo, pero tengo que confesar que la obra no me enganchó como esas novelas anteriores.  En mi juicio, algo faltaba.  Una suerte de "policial pampeano" (según la frase memorable de Mario de QUADERNO RIBADABIA) que está situado en un pueblo en el sur de la provincia de Buenos Aires a principios de los setenta, el argumento tiene que ver con la pesquisa por la muerte de un tal Tony Durán, "un aventurero y un jugador profesional" norteamericano (13) nacido en Puerto Rico.  ¿Quién mató al yanqui?  ¡Más despacio!  El comisario Croce, que sigue la pista del asesino, se verá internado en un manicomio antes del fin de la investigación, y el cronista Renzi de El Mundo, enviado al pueblo para hacer sus informes sobre el crimen para los lectores de la Capital, descubrirá una sociedad de provincia en pleno conflicto político frente al posible regreso de Perón y en plento conflicto familiar debido a los celos y, por supuesto, a la plata.  En cuanto a lo complicado y a lo sabroso del relato, una de las cosas que más me gustó era el retrato muy convencente del pueblo sin nombre.  Al principio de la novela, por ejemplo, leemos acerca de la llegada de Tony Durán casi desde el punto de vista de una anécdota antropológica pintoresca: "Era extraordinario ver a un mulato tan elegante en ese pueblo de vascos y de gauchos piamonteses, un hombre que hablabla con acento del Caribe pero parecía correntino o paraguayo, un forastero misterioso perdido en un lugar perdido de la pampa" (15).  Más tarde, la mirada dirigida al pueblo es más ácida, más irónica: "Estos pueblos pueden no tener escuela", dice el comisario Croce, "pero siempre tienen un manicomio" (166).  ¿Lo importante de todo esto en cuanto al hilo argumental?  No quiero estropear la sorpresa, pero en mi juicio el significado del término "blanco nocturno", encontrado en una nota al pié de la página, es requeteinteresante: "Diez años después de los hechos registrados en esta crónica, en las vísperas de la guerra de las Malvinas, Renzi leyó en The Guardian que los soldados ingleses estaban provistos de anteojos infrarrojos que les permitían ver en la oscuridad y disparar sobre un blanco nocturno y se dio cuenta de que la guerra estaba perdida antes de empezar y se acordó de esa noche y de la liebre paralizada ante la luz del buscahuellas del auto de Croce" (149).  Una visión pesimista y nada prometedora sobre el futuro argentino, pero a lo mejor  --en su semblanza a un policial al estilo de El zafarrancho aquel de via Merulana, la obra maestra inacabada de Carlo Emilio Gadda-- merecedora de una relectura en algún momento. (Anagrama)

Ricardo Piglia,
ganador del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2011 gracias a Blanco nocturno

Tal vez habían matado a Tony para cobrarse una deuda de juego.  Pero nadie mataba por eso en esta región, de lo contrario la población del campo se habría extinguido hace años.  A lo más que se había llegado era a incendiar los trigales, como hicieron los Dollans con el alemán Schultz, que había comprometido una cosecha al pase inglés y se negó a pagar y al final terminaron todos presos.  Y no está bien visto que uno mate a alguien porque le debe plata.  Esto no es Sicilia.  ¿No era Sicilia?  Se parecía  a Sicilia porque todo se arreglaba en silencio, pueblos callados, caminos de tierra, capataces armados, gente peligrosa.  Todo muy primitivo.  La peonada por un lado, los patrones por el otro.  ¿O no le había escuchado decir al presidente de la Sociedad Rural, anoche mismo, en el bar del hotel, que si venían otra vez las elecciones no habría problema?  Subimos a los peones de las estancias a la camioneta y les decimos a quién tienen que votar.  Siempre había sido así.  ¿Y qué podía hacer un policía del pueblo?
(Blanco Nocturno, 95)

8 comentarios:

  1. Hola Richard: golazo tu post. Ahora que leo tu reseña me dio ganas de volver al libro, aunque sea algunas páginas. Coincido con vos. Esta novela no supera a Plata quema ni a Ciudad ausente ( para mi mejor que Respiración artificial)
    saludos

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    1. Hola Mario: Gracias por tu comentario y por la recomendación de Ciudad ausente. Pienso que voy a leer El limonero real, de Saer, dentro de poco, pero estoy contento saber que hayan muchos libros de Piglia que todavía me quedan. ¡Saludos!

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  2. i bought Plata quemada after you recommended it. I guess I'll skip this one and start wth the one I have, it sounds much better.
    It's no fun to never have enough time for everything.

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    1. Plata quemada is a terrific book, Caroline, and at least two or three times as juicy as Blanco nocturno to my way of thinking. Hope you find time for it and then enjoy it!

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  3. Hola, Richard
    también tengo ciudad ausente en espera, leí unas 10 páginas y promete mucho. No sé por qué Piglia escribirá una historia así, un policial, habiendo tanto que hacer, ¿no? En fin, así nos va.
    Saludos

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    1. Hola Ever: Las noticias buenas adicionales acerca de Ciudad ausente me gustan, qué bueno. En cuanto a Blanco nocturno, yo supongo que la colocación de la historia en un pueblo de provincia, lejos de la ciudad esperada, podría tener algo que ver con el reto de Piglia de escribir un policial de tal manera, pero no estoy seguro. De todo caso, "así nos va", de acuerdo. ¡Saludos!

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  4. No intervengo sin agregar que Plata Quemada es espectacular. Me permito compartirles que Blanco Nocturno (que me agrado muchísimo también) me trae recuerdos de la novela-corta central de Música para Camaleones: Féretros tallados a mano de Truman Capote.
    En ambas existe una esfera de muerte e injusticia que aterra no por el hecho, sino por la noción de encontrarse en el lugar más alejado del mundo; aunque éste último de Piglia no es tan excitante como Plata Quemada, es muy interesante y captura por esa elegante atmósfera de misterio tan bien elaborada por Ricardo Piglia. Saludos!!!

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    1. Hola Gustavo: Aunque he leído muy poco de Truman Capote, para mí es muy interesante leer de esa conexión que apuntas sobre Blanco nocturno y la obra de Capote. De hecho, me das ganas de leer esa obra desde Música para camaleones para averiguarlo para yo-mismo. En todo caso, gracias por comentar y bienvenido al blog. Siempre estoy recontento de encontrarme con los aficionados de Piglia y de Plata quemada. ¡Saludos!

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