jueves, 7 de febrero de 2019

Poema de Fernán González


Poema de Fernán González (Editorial Castalia, 1993)
Anónimo
Castilla, c. 1250

En el nombre del Padre, autor de toda cosa,
y en el del que nació de la Virgen preciosa,
y en el del Santo Espíritu, que a la par de ellos posa,
del Conde de Castilla quiero hacer una prosa.
(Poema de Fernán González 1)

Un poema épico, compuesto hacia 1250 con rimas "a sílabas contadas" en el estilo del llamado Mester de Clerecía, sobre las hazañas de Fernán González, un conde de Castilla de carne y hueso del siglo X.  A pesar de versar con una u otra escenas sobrenaturales en la tradición de los romances populares, el poeta parece adentrarse más en el mundo histórico y menos en el mundo imaginativo como se puede ver en el principio sobre los orígenes de Castilla en el que hay varias estrofas dedicadas a la llegada de los godos en España y a su eventual conversión al cristianismo.  Esta tensión entre el contenido histórico y el épico se observa a lo largo del poema y es uno de sus rasgos esenciales.  A diferencia de la Chanson de Roland francesca, por ejemplo, el Poema de Fernán González habla de dos derrotas de Carlomagno en España a las manos de los españoles (véanse estrofas 134 y 144) al mismo tiempo que Carlomagno y Roldán y Olivero figuran entre una lista de celebres guerreros históricos y legendarios que también incluye Alejandro, Baldovinos, y "el rey David que mató a Golías" (357-358).  Este vaivén entre el realismo y lo legendario también se nota en las descripciones aplicadas a cristianos y moros donde hay una mezcla de generalidades y especificidad en cuanto a los musulmanes.  El conde del poema, como un líder de "los cruzados" (79) y "esa gente cruzada" (470) es por supuesto retratado propagandisticamente como un "vasallo" del "alto Criador": "tú eres su vasallo y él es tu Señor" (412).  Los enemigos, por su parte, son llamados "los pueblos paganos" (142), "los pueblos renegados" (205) y, más específicamente en cuanto al registro histórico, "los almohades y los benemerinos" (390) y "las huestes africanas" (566) durante la lucha entre los castellanos y las fuerzas de Almanzor.  Si el Poema de Fernán González no tiene la vitalidad de o el Cantar de Mio Cid o la Chanson de Roland, ya tiene sus momentos; me gustaron la imagen de la toma de España  evocada por los versos "España la gentil fue luego destruída; era señora de ella la gente descreída" (89) y el colorido del poeta al describir los moros de Almanzor como  "mas feos que Satán con todo su convento/al salir del infierno sucio y carboniento" (391).  La rima de éste compensa el prejuicio de la época tal vez.

El único manuscrito del Poema de Fernán González