La prueba

Cómo me hice monja/La prueba/El llanto (Debolsillo, 2006)
por César Aira
Argentina, 1992

Mao y Lenin son dos punks lesbianas, de negro, que abordan a Marcia, una gordita rubia y tímida de dieciséis años que camina "envuelta en su aureola" de conformismo heterosexual y virginidad (105), en la calle cerca de la Plaza Flores en Buenos Aires.  Mao, a Marcia:  --¿Querés coger?--  Después de su susto y miedo al principio se disminuyen, Marcia decide pasar un rato con las agresivas punks porque siempre quiso conocer algún punk "pero nunca se había dado la oportunidad" (115).  Las tres van al Pumper Nic, donde una de las muchachas punks blande una navaja frente a la supervisora del local.  Después, van a un supermercado gigantesco donde Mao y Lenin aterrorizan a los clientes con una orgía de destrucción llevada a cabo para poner a prueba "el amor" de Marcia por sus nuevas amigas.  En medio de estas dos escenas, Mao putea a Robert Smith of The Cure (¡bien hecho!) y Freddie Mercury de Queen (¡ídem!) y sin querer cuenta una historia divertida sobre un conocido punk suyo que se llama Sergio Vicio quien, como el bajista de los Sex Pistiols Sid Vicious pero ya vivo, andaba "siempre drogado" (134).  Dado que la pobre ultranormal Marcia se entusiasma por la forma de narrar de las punks pero no le gusta cómo su nihilismo "desvaloriza todo lo que han dicho..." (140), es difícil saber si La prueba es una provocación irónica que tiene algo que ver con la teoría literaria sobre "la verdad" de un texto, es una crítica marxista de la sociedad de consumo en la Argentina, o es una mera parodía violenta de las estupideces de las pelis norteamericanas estilo John Hughes de la década de los '80 dedicadas a los teenagers.  Sin obstante, no importa en tanto que, con la excepción de una mención de Tom Verlaine y su grupo neoyorquino Television, ésta sea la primera novela breve de Aira que he leído que juzgaría como, ¿cómo se dice?, un coñazo total.

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Mao and Lenin are two lesbian punks all dressed in black who hit on Marcia, a chubby, sheltered 16-year old blonde who walks about "envuelta en su aureola" ["all wrapped up in her halo"] of heterosexual conformity and virginity, on the street near the Plaza Flores in the neighborhood of Flores in Buenos Aires.  Mao to Marcia: "¿Querés coger?" ["Do you wanna fuck?"]  After her initial shock and fear subside, Marcia decides to spend some time with the abrasive punks because she'd always wanted to meet a punk "pero nunca se había dado la oportunidad" ["but had never been granted the opportunity"].  The three end up going to a Burger King knockoff, the Pumper Nic, where one of the punk chicks brandishes a knife at the supervisor of the joint.  Later, they go to a mega supermarket where Mao and Lenin terrorize the customers with an orgy of over the top violence designed to test Marcia's "love" for her new friends.  In between these two scenes, Mao insults Robert Smith of the Cure (nicely done!) and Freddie Mercury of Queen (ditto!) and tells an unintentionally funny story about a punk acquaintance named Sergio Vicio who, just like fellow bassist Sid Vicious of the Sex Pistols only still alive, was "siempre" ["always"] in the habit of going everywhere "drogado" ["all drugged up"] (134).  Given that poor ultranormal Marcia is so into the punks' manner of telling a story but can't relate to how their nihilism "desvaloriza todo lo que han dicho..." ["devalues everything that they've said"] (140), it's tough to figure out whether La prueba [The Test or The Proof, unavailable in English as yet] is an ironic provocation that has anything to with literary theory about "the truth" of a text, is a Marxist criticism of consumer society in Argentina, or is just a mere violent parody of the idiocies of all those John Hughes-style teen flicks from the '80s.  However, it doesn't really matter all that much insofar as this is the first Aira novella that I've read that, with the exception of one Tom Verlaine of Television reference aside, struck me as more or less a total dud on account of how fucking boring it was.

César Aira