Dirigida por F.W. Murnau
Alemania, 1922
Silente con intertítulos en inglés
Después de haber visto la totalmente olvidable Memorias de una geisha (un fracaso sino por la presencia de la guapísima Gong Li, mi nueva novia china de "talkies" americanos) el viernes pasado, era un gran placer regresar al mundo silente, teutónico e incluso "Ferdinand von Galitzienesco" de Nosferatu el día siguiente. Aunque había sido un rato desde que yo vi esta clásica por primera vez, estoy contento de decirles que la obra mantenga su capacidad de entretener sea mediodía o medianoche.
A pesar de tener un estilo narrativo más "novelístico" que algunas otras obras de la época, el despertador de esqueleto arriba (¡qué toque tan chido!) nos recuerda que Nosferatu es un nitrato dedicado a lo visual más que nada. Los méritos artísticos de los paisajes salvajes, los ataúdes llenos de ratas, y la llegada de la "barca de la muerte" a Bremen, por ejemplo, son reconocidos en todo el mundo; además, llaman la atención al poder simbólico de los sueños por medio de sus trucos tétricos.
Al hablar de las imágenes, tengo que confesar que nunca me canso de mirar el actorazo Max Schreck (él de la sombra famosísima) como el vampiro Nosferatu. Ustedes sabrán que no estoy diciendo nada nuevo aquí, pero la "fusión" de Schreck y Nosferatu es más escalofriante y creíble que nunca. Si esta toma dice casi todo acerca de la calidad alucinante de la película, una sorpresa final queda igualmente interesante: si miran atentamente a la escena, verán un ejemplo antiguo de una heroína feminista dando todo por amor. (http://www.kino.com/)
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