La Virgen de los Sicarios (Punto de Lectura, 2006)
por Fernando Vallejo
México, 1994
Luego de leer la nefasta segunda parte de la telenovela en prosa que se llama
Kristin Lavransdatter (Noruega, 1920-22), me era grato poder leer la sumamente atrevida
La Virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo. Una especie de jeremiada contra la violencia colombiana ambientada en los '90, esta novela breve sigue en los pasos del narrador, otro Fernando, recién llegado a su ciudad natal de Medellín después de una ausencia de muchos años en el extranjero. Enamorándose con un
teenager de arrabal que trabaja como sicario, o asesino a sueldo, el cincuentón Fernando cuenta su historia de amor con Alexis mientras que lanza denuncia tras denuncia contra sus prójimos, el gobierno y Dios durante sus recorridos a lo largo de la ciudad. Mientras tanto, el joven Alexis sigue asesinando a docenas de víctimas con toda la impunidad de un Ángel Éxterminador: casi si fuera cumpliendo las esperanzas de Fernando, que se limita a la violencia verbal como el buen gramático que lo es. Aunque el punto de vista del narrador es nihilista en sumo grado, me gustaron su retrato del caos urbano (lo cual me pareció fidedigno) y el poder desenfrenado de su lenguaje (de hecho, la novela se lee como un
Trópico de Cáncer dedicado a la rabia). No sé si el autor sea tan misantrópico como su tocayo, pero el realismo y el pesimiso de este librazo probablemente se deben al hecho de que Vallejo mismo creció en Medellín antes de mudarse a México para siempre. Un éxito vituperioso. (
http://www.puntodelectura.com/)
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Our Lady of the Assassins [La Virgen de los Sicarios] (Serpent's Tail, 2001)
by Fernando Vallejo (translated from the Spanish by Paul Hammond)
Mexico, 1994
After suffering through the dreadful second part of that soap opera in prose known as Kristin Lavransdatter (Norway, 1920-22), it was completely gratifying for me to be able to read Fernando Vallejo's daring Our Lady of the Assassins next. A sort of jeremiad against Colombian violence set in that country in the '90s, this novella follows in the footsteps of its narrator, another Fernando, who has recently returned to his hometown of Medellín after an absence of many years spent abroad. Having fallen for a neighborhood teenager who works as a sicario, or an assassin for hire, the 50-something Fernando recounts his doomed love affair with Alexis while launching one diatribe after another against his fellow man, the government, and God during the lovers' walks throughout the city. Meanwhile, the young Alexis continues killing dozens of victims with all the impunity of an exterminating angel--almost as if he were fulfilling the wishes of Fernando, who tends to limit himself to verbal violence like the good grammarian he is. Although the narrator's point of view is nihilistic in the extreme, I enjoyed both his portrayal of the urban chaos (very credible, it would seem) and the unrestrained power of his language (imagine a Tropic of Cancer devoted to and consumed with its own wrath). And while I don't know if the author's as misanthropic as his literary namesake, the heightened realism and the pessismism of this work probably owe a lot to the fact that Vallejo himself grew up in Medellín before moving to Mexico for good. A vituperative knockout. (www.serpentstail.com)
Fernando Vallejo
"Saliendo de conocer la iglesia de Robledo (un galponcito desangelado en donde a duras penas se para mi Dios), decidimos seguir pendiente arriba en busca de un mirador en la montaña para divisar a Medellín, para apreciarlo en su conjunto con la objetividad que da la distancia, sin predisposiciones ni amores. A mano izquierda subiendo, en una finquita vieja, un rodadero con un platanar seco, abandonado, leíase el siguiente anuncio en mayúsculas torcidas y desflecadas, como para cartel de Drácula: SE PROHÍBE ARROJAR CADÁVERES. ¿Se prohíbe? ¿Y esos gallinazos qué? ¿Qué era entonces ese ir y venir de aves negras, brincando, aleteando, picoteando, patrasiándose para sacarle mejor las tripas al muerto? Como un niño travieso, haga de cuenta usted, jalándole la cuerda a un payasito de cuerda que ya no hará más payasadas en esta vida. ¿El cadáver de quién? ¡Y yo qué sé! Nosotros no lo matamos. De un hijo de su mamá. Cuando pasábamos ya estaba ahí, y en plena fiesta los gallinazos e invitando más. Lo tostaron y ahí lo tiraron violando el anuncio, de donde se deduce que: mientras más se prohibe menos se cumple. Sería en vida una bellecita? ¿O un 'man' malevolo? 'Man' aquí significa como en inglés, hombre. Nuestros manes, pues, no son los espíritus protectores. Por el contrario, son humanos e hideputas, como dijo Don Quijote". (La Virgen de los Sicarios, p. 47)
"Coming out of the church in Robledo for the first time (a soulless little shed in which God prospers with great difficulty), we decided to continue up the slope in search of a vantage point on the mountain to see Medellín from, and to admire it as a single entity with the objectivity distance lends, with neither prejudice nor love. On the left going up, on an old property, a steep bit of hillside with a withered, abandoned banana grove on it, you could read the following notice in crooked and half erased capital letters, like on a Dracula poster: THE DUMPING OF BODIES IS FORBIDDEN. Forbidden? What about those turkey buzzards over there? What was all that toing and froing then of big black birds, hopping about, flapping their wings, pecking, bracing themselves in order to hoick out the dead man's guts more easily? Like a naughty child, mark you, tugging the string of a little marionette who won't be doing any more clowning in this life. Whose corpse was it? How should I know! We weren't the ones who killed him. Some mother's son. When we passed by he was already there, with the buzzards having a great time and inviting others to come join the party. They did for him and they tossed him there in violation of the notice, from which one deduces that the more one forbids, the less one achieves. Had he been a hunk in life? Or a bad man? Our manes, whether it means men or dead souls, are not protective spirits. On the contrary, they're humans and whoresons, as Don Quixote said." (Our Lady of the Assassins, pp. 46-47 [translated by Paul Hammond])