viernes, 1 de agosto de 2014

La novela luminosa

La novela luminosa (Alfaguara, 2005)
por Mario Levrero
Uruguay, 2005

Después de haber sido otorgado una beca Guggenheim en el año 2000, el escritor uruguayo Mario Levrero pasó un año preparándose para finalizar el borrador de una obra suya que él había dejado sin terminar en el año 1984: una obra, al parecer de corte místico, con el título enigmático de La novela luminosa.  Para motivarse, el obsesionante Levrero decidió comenzar un llamado "Diario de la beca", un diario personal el objetivo de que era "poner en marcha la escritura, no importa con qué asunto, y mantener una continuidad hasta crearme el hábito".  Siguiendo:  "Eso implica desarticular una serie de hábitos cibernéticos en los que estoy sumergido desde hace cinco años, pero no debo pensar en desarticular nada, sino en articular esto.  Todos los días, todos los días, aunque sea una línea para decir que hoy no tengo ganas de escribir, o que no tengo tiempo, o dar cualquier excusa.  Pero todos los días.  Seguramente no lo haré" (27).  ¡Qué falta de confianza en uno mismo!  En un sentido, el "Diario de la beca", que forma el grueso del libro de Levrero publicado póstumamente en 2005 como La novela luminosa, registra el fracaso de su autor en cuanto a su deseo de completar a "la novela luminosa" de 1984 en la manera esperada.  Levrero él mismo lo admite en algún momento.  En otro sentido, el libro es un éxito de calidad inmejorable en torno al tema del escritor y de su lucha para crear  --y, por extensión, la posibilidad de aguantar o incluso de superar a los dolores de la vida por medio del Arte o de lo que Levrero con humildad encantador describe como "estos intentos de ordenarme la mente mediante la escritura" (393).  Como lo explica el crítico Ignacio Echevarría en la página 130 de su Los libros esenciales de la literatura en español: narrativa de 1950 a nuestros días (Barcelona y Madrid, Lunwerg Editores, 2011), "lo prodigioso" acerca del fracaso de Levrero "es cómo, paradójicamente, con los materiales de esta derrota alcanzan a sugerirse, como en negativo, los contornos de la 'novela luminosa', cuyo resplandor se hace perceptible por virtud de la oscuridad que la rodea" (130).  ¿De qué se trata esta 'oscuridad' de que habla Echevarría?  Levrero habla con toda franqueza de sus adicciones (a la computadora, a la pornografía) y de sus problemas de salud, de su paranoia y de sus relaciones revoltosas con las mujeres.  En cuanto a su estado mental, la muerte de muchos de sus amigos y familiares y la vista cotidiana de una paloma muerte que se está pudriendo en una azotea vecina probablemente no ayudan.  Pero el uruguayo también habla, con cariño y, en particular, con un sentido de humor que me alegró, de la amistad, del amor, de su afán para comer milanesas y para leer novelas policiales, y del oficio de escribir.  Su voz "narrativa", al ciento por ciento autobiográfica o no, es una voz auténtica que putee una novela de Ellery Queen ("Los toques románticos y las escenas sentimentales se acumulan hasta producir vómitos, envueltos en una prosa llena de pretensiones literarias, como si los primos Dannay y Lee hubieran pasado por un taller literario uruguayo") en la página 374 o que hable de "la presencia divina" en la vida ("puede ser real o imaginaria; si es imaginaria, el sacerdote actúa nada más que como recordatorio de que en el universo hay instancias superiores, pero eso ya es mucho en un mundo que te ametralla permanentemente con la bajeza, la vilez y la ordinariez) en la página 524 o que, en un momento que me hizo decirme "¡qué librazo!" en voz alta, describa este encuentro luminoso sorprendente en la página 367:

De mi paseo de ayer con F olvidé mencionar que al regreso, en la "rive gauche" de la plaza Libertad nos cruzamos con Gérard de Nerval.  Lo tuve que mirar dos veces, cosa que no acostumbro a hacer con los caballeros, y él lo advertió y me miró y en la expresión se le notó algo así como un reconocimiento, como si supiera que alguna vez yo había leído libros suyos con cierta devoción.  F no había leído nada suyo; después en casa busqué entre mis libros y encontré Las hijas del fuego.  En el libro hay una foto de Gérard de Nerval, y F quedó enormemente sorprendida de que nos hubiéramos cruzado con él  --especialmente cuando le expliqué que hace muchísimos años se había ahorcado, colgándose de un farol, o lo habían ahorcado, porque el hecho nunca se aclaró--.  "Los muertos se reciclan", le expliqué.  Se llevó el libro.

Mario Levrero (1940-2004)

7 comentarios:

  1. Tremendo librazo Richard ¡¡¡¡
    Hace un tiempo lo presté y cuando vi tu post partí raudo a buscarlo pero en la tarea me traje otros libros interesantes como La supremacía Tolstoi y otro ensayos al tuntún de Fabian Casas, Literatura Nazi en América de Bolaño, otro de Kohan y uno de un ruso.
    Pero esos son hechos laterales que sin duda Levrero le adjudicaría un sentido. Del diario de la beca son imperdibles sus episodios con la computadora, los comentarios acerca de Rosa Chacel, Bernhart, su crítica a Beethoven y las interminables noches en vela.
    Copada reseña Richard, saludos patagónicos

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    1. Mario, qué bueno saber que compartamos la misma opinión sobre este "tremendo librazo" de Levrero. ¡De acuerdo! (Por supuesto, ese La literatura nazi en América, de Bolaño, es otro librazo.) Al releer tus palabras acerca de La novela luminosa, y en particular ellas dedicadas a "las interminables noches en vela" y los "episodios con al computadora" de Levrero, tengo ganas de releer la novela de nuevo. De todos modos, gracias por la visita y tus palabras tan amables. ¡Saludos!

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  2. I have often considered writing a book such as this, filled with all the stuff that gets between the urge to write and actually writing but then they invented the internet.

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    1. Séamus, the funny thing about your comment--well, apart from the comment itself!--is that Levrero spends hours & hours staying up all night, goofing off on the computer, revising files, agonizing about not making any headway on his "serious" writing project...and then comes up with such a soulful, all consuming diary/novel anyway. It's quite a remarkable irony!

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    2. Sounds a bit like The Book of Disquiet?

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    3. It might sound like that, but no, it's a totally different vibe. Totally.

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    4. Not disquieting at all ... not even a little bit ...

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