jueves, 14 de abril de 2016

Juan Carlos Onetti, o las sombras en la pared

"Juan Carlos Onetti, o las sombras en la pared"
por Luis Harss
Argentina, 1966

Un ensayo muy acertado e interesante sobre la vida y obra de Juan Carlos Onetti, el grosso al que Harss llama "el lobo estepario de las letras uruguayas" y el "protagonista de un libro inconcluso que ha venido escribiendo durante años y publicando por entregas con diversos títulos" (187-188).  Al tiempo de la entrevista (en julio del 65 en Montevideo), Onetti es retratado física y mentalmente como un hombre que "lleva con fatiga la carga de los años" (187) y como "un deprimido permanente" quien, como uno de los personajes agónicos en los "templos de desesperación" que son sus libros (218), "ve negras las cosas" (191).  La descripción de la entrevista que sigue me encanta por su sabor amargo y vencido y, por extensión, casi onettiano:

En el cuarto mal iluminado, la conversación gira como un disco roído, avanza a saltos y empujones.  Onetti es un hombre de pocas palabras, hosco de mirada, parco de gestos.  Se sienta en el borde de la cama con los hombros hundidos, el ceño tormentoso.  Fuma un cigarillo tras otro, con desconsuelo.
"Pensar que alguien se hizo un viaje especial hasta aquí nada más que para verme a mí", dice en aire de aburrimiento, casi despreciativo, pero acaso con una sonrisa por dentro, en la que nos parece discernir alguna pequeña satisfacción.

Después de esta introducción, un resumen de la "tarea más íntima" del proyecto de Onetti ("la recreación imaginativa de un paisaje espiritual" en que "Santa María  --su Yoknapatawpha-- es una ciudad inventada, mitad Montevideo, mitad Buenos Aires, y con reflejos de otras ciudades, pero su clima mental, sus habitantes y sus idiosincrasias, son uruguayos") frente a sus antecedentes en cuanto a la "novela urbana" (194), y una anécdota u otra sobre cosas como el origen del nombre del uruguayo ("El apellido es de origen escocés o irlandés" explica Harss, pero Onetti mismo "se divierte afirmando que antes se escribía O'Nety" hasta que el nombre fue italianizado por su abuelo [195]), el ensayista cambia las marchas para volver la atención al asunto del criticismo literario.  Dada que una obra maestra como La vida breve es un "libro de inagotables desdoblamientos, un monumento a la evasión a través de la literatura", Harss postula que "la lectura de un libro de Onetti es el recorrido de una galería de espejos" en el que "el lector fluctúa, sin saber dónde está, entre los pensamientos o las percepciones del narrador-protagonista y los del autor".  Onetti, que más tarde hablará con sinceridad brutal de "el mundo cerrado en que desgraciadamente yo estoy ahora cuando escribo.  Y también lo estoy psíquicamente.  Tengo muchos períodos de depresión absoluta, de sentido de muerte, del no sentido de la vida" (211), irónicamente parecería estar de acuerdo con el juicio de su interlocutor en cuanto al mundo interior de sus novelas: "Los personajes no funcionan si no se los quiere", dice.  "Escribir una novela es un acto de amor" (198).  En otra parte, Harss habla de la evolución del estilo de Onetti.  "En El pozo, el lenguaje era descuidado, directo, casi periodístico, a la manera arltiana, además inspirado por las Memorias del subsuelo de Dostoievski: antiliterario".  Pero más tarde, añade, "Onetti lleva a cuestas a un maestro que ha tenido sobre él una enorme influencia: Faulkner.  La influencia es consciente y deliberada, y Onetti ni la niega ni se disculpa por ella".  Aunque el crítico propone que la reiteración faulkneriana "contribuye a la atmósfera maniacodepresiva" en las obras de Onetti, también opina que "en Faulkner la acumulación da fuerza y energía a la historia" pero "en Onetti, suele distraer y hacerla difusa".  Pero al final del día, ¿qué mas da?  Según Harss, "el fantasma de Faulkner lo sigue habitando" al uruguayo y Onetti "todavía hoy sostiene que su mejor obra es una traducción que hizo años atrás del maestro" (206-207).  Agradable.


"Juan Carlos Onetti, o las sombras en la pared" es el quinto capítulo de Los nuestros (Alfaguara, 2012; título original: Into the Mainstream: Conversations with Latin-American Writers, 1966) escrito por Luis Harss en colaboración con Barbara Dohmann.  El trabajo aparece en las páginas 187-218 del libro al lado de nueve otros dedicados a Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, João Guimarães Rosa, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, y Mario Vargas Llosa.

2 comentarios:

  1. This is interesting, even in the broken translation. I must read more Faulkner. I have built up a little library over the last couple of years. I see the original of this book is available at a reasonable price. It's tempting...

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    1. I read Faulkner's The Sound and the Fury right after an Onetti novel a while back and found it an exceptional--if rather bleak and degenerate--pairing. Really must try and read Faulkner more often than once every 25-30 years! The Harss book is a good one as far as interviews and criticism go. I wish he would write more than he has.

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